viernes, 23 de mayo de 2014

Rara

Me encanta ser rara.
Cierta vez estuve intercambiando unas pocas palabras con un especimen común del macho marabino; hablabamos sobre lo que buscabamos del otro en cierta página de internet donde te registras para conocer a personas de otros países, yo le comentaba que, principalmente, buscanba hablar con una persona en un contexto diferente.  Me tomó casi media hora explicarle qué quería decir yo con eso, aún escribiendo esto, mi mente está corriendo rápido intentando comprender por qué fue así, por qué no me entendió. Luego, caí en cuenta que la cuestión no es por qué no me entendió, sino por qué intenté yo explicarle algo tan sencillo.
Él, por supuesto, buscaba "joder" diciendo textualmente como él me lo dijo a mí; su respuesta a mi opinión fue que, soy una complicada, que es normal que esté estudiando "locología" y desee sentirme insultada y vejada, pero no fue así. Sentí que estaba hablando con alguien fuera de mi sintonía.
Nuestra conversación siguió en el ritmo en el que él me decía rara, que hablaba raro, que no  me entendía y yo me sentí de otro planeta. Y otra vez caí en cuenta de lo concreto que era y de lo común de eso últimamente.
Ser rara en esta ciudad, al menos, es no decir lo que el otro desea escuchar sino lo que verdaderamente piensa, y no asentir a todo lo que te dice el otro.
Lo siento querido macho marabino, no deseo caer en tu flirteo básico, si ser rara es no caer rendida a tus pies y darte una conversación sustanciosa, pues amo ser rara.

miércoles, 23 de abril de 2014

Mi bogotano

Juré que no volvería a hacer esto otra vez pero, mi inconsciente me ha jugado una mala pasada y heme aquí, siendo deseada por un extraño lejano.
Desde que Alejo desapareció de mi vida, he estado en una vorágine de sensaciones y en un constante desencadenamiento psicótico. Comencé a pensar más en mí, menos en los demás y mi inconsciente no está acostumbrado a eso.
He sido feliz. Sí. Pero ahora, ahora no sé qué hacer.
Todo comenzó con esa dichosa correspondencia de citas a ciegas, con un tipo del que jamás en mi vida me hubiese fijado. Muy alto, delgado, de ojos cálidos y voz juguetona... mi bogotano es 1.90 m de energía pura y magnetismo sexual.
No sabía que me encendiera tanto el dirty talk hasta el día en él que comenzó a decirme todo lo que me haría de tenerme a escasos centímetros. No sabía que existía tal sensibilidad en mí. Siempre creí que era una mujer con gusto y preferencia por caballeros que me hablaran como lo haría un Keats, Byron, Benedetti. No era sí. Quizás, es delicioso escuchar eso de un hombre, pero no hay más delicia que saber lo que una inspira a un hombre. Forma cruda y carnal. Existe cierta ordinariez en eso, pero quizás es el contraste lo que a una enciende.
Él en cierta forma me recuerda al Marqués de Sade con su filosofía de tocador. No he caído en sus manos, pero el hombre me está invitando a vivir con él. Se quiere arriesgar a tenerme todos los días en su cama. Y está por arriesgarse a venir al país para verme. Esto me está volviendo loca.
Es importante que mi bogotano me lleva unos años y esa experiencia de esos años creo que es lo que me tiene atraída, como la mosca a la luz, las abejas a la miel.
Su libertad me tiene conmovida, su arrebato me tiene con los colores hasta el último cabello de mi cabeza; es tan decidido y directo, que no es nada como yo. Eso me encanta.
No sé qué hacer.

domingo, 5 de enero de 2014

Realize

Hoy ha ocurrido algo espléndido. Fue un revelación para mí. El renacer. Me he dado cuenta de que ya no estoy completamente dispuesta a que pasen sobre mí y sobre mis deseos.
La cuestión es que aún no sé cómo manejar mi nueva posición existencial.
Ultimamente, he pensado en el amor. He pensado en las distintas formas en las que se presenta, cómo se me ha presentado y en mi punto de vista sobre él.
Me he encontrado preguntándome si deseo un amor que abandone, y qué tan raro es eso. Lo más raro es haberme dado cuenta en este punto de mi vida, tan neófita como soy, apenas en la segunda década de ella.
¿por qué un amor que me abandone?
Es algo tan retorcido pensar que siempre me hallo buscando la felicidad, deseando el abandono. Pienso que no tiene sentido.
Es cierto que el amor no me ha golpeado de frente aun, aún cuando lo desee con todas mis fuerzas, y creo que ahí está mi error, me empeño en hacer pasar por amor todo aquello que desea algo de mi. Porque todos deseamos algo, es una afirmación.
A cada comienzo de año, coloco en el blog una entrada, y siempre lo dejo abandonado. Me ha entrado un miedo por revisar las anteriores, no deseo toparme con un Juan, con un Alejo, con un extraño en la cama.
Esta vez, deseo reencontrarme a mí misma, quiero que hagamos las pases, y esta se ha convertido en la resolución del 2014.
¡voy a quererme como se debe!
Como quererte a ti, amor, si no me quiero a mí.
Quiero quererte porque tu me harás quererme más y mejor, no porque quieras cambiarme o yo quiera cambiarme por ti.