viernes, 4 de enero de 2013

Alejo

Teníamos varios minutos discutiendo por lo mismo. Alejo es el hombre con un don de palabra tan desarrollado que no se te ocurriría desafiarlo, pero siempre lo hago; sabe qué decir y en qué momento, tiene unos detalles... Simplemente justos, tan justos que me tiene a punto de caramelo, siempre que quiere...

Usted y yo, no somos nada. Le dije.
Para de hablarme de "Usted", Joss, ¿cuántas veces lo hemos hablado? Solo nos llevamos algunos meses.
Le hablo de "Usted" cuantas veces me plazca, fíjese.
Estás empeñada en pelear, cielo. Primero, me apagas el teléfono celular mientras yo te llamo, unas 30 veces aproximadamente.
Se le está haciendo costumbre llamarme a altas horas de la madrugada, casi al amanecer; sabe bien que soy de sueño ligero y no vuelvo a dormir luego de eso.
Me encanta mantenerte despierta...
No sea tan idiota, al menos debería hacerlo con su presencia, con su cuerpo, y el calor, pero no. Me quedo sola en cama, y usted quién sabe dónde, y con quién...
Amor mío, pero sabes que no hay otra aparte de ti...
No debo hacerle éstas escenas, no más, Alejo. Usted mismo lo dijo, no somos nada, que aquí no hay nada.
Mi cuaima hermosa ¿vas a seguir con ese cuento? Sabes que fue echando broma, no fue en serio.
No fue en serio, como lo nuestro.
No hay punto de comparación. Sabes que no hay nada más real, y a la vez increíble, que tú.
Tan increíble... Que tú no lo tomas en serio.
Todo esto...¿Es por darle un nombre a lo nuestro?
¡¿Qué carajos importa un nombre, Alejo?! Cuando deseas ser indolente, lo eres. No deseo ser otra más, ¿está bien? Yo no quiero jueguitos, pensé que lo sabías.
Tú eres mía, nadie lo duda, yo menos. Este no es un juego, tú no eres un juego, coño. ¡Hasta cuándo con esto, Joss! Te lo voy a decir hasta el cansancio, hasta que te aburras, eres todo lo que pido, la única en mi vida, lo tienes todo. No necesito buscar algo afuera. Me abrazó con todo su 1.90 m y me sentí tan segura, como ninguna, a cien, y al mismo tiempo desamparada. Estoy a su merced.

Así logró arroparme el alma y el cuerpo, a las tantas horas de la noche. Alejo, mi amante de pasiones y vidas ocultas, mi criptonita, tan peligroso que siento arder en el candelero de solo pensar enamorarme de él.

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