martes, 5 de marzo de 2013

Aire fresco

Una vez más me encontré idealizando a un hombre. Desde la partida de Alejo mi vida no ha sido la misma; he de confesar que no fue fácil adaptarme a su ausencia: el peso en la cama al dormir, el calor en la cama, su olor en las sábanas.
Vivíamos a base de una tranquila y cómoda costumbre. Alejo resultó no ser lo que pensé, descartando aquella idea de Mister Venezuela o modelo de portada, estoy clara que él tiene de eso lo que yo de Miss, hablo más del amor, de principios, de personalidad. Él fue invento de sí mismo, producto de mi idealización, de la crisis de sus padres, problemas de infancia y un viejo amor.
Un mentiroso.
Pero aquí no estamos para arrancarles las tiras a Alejo, al menos no esta vez.
Este hombre, es un soplo de aire fresco, fresquísimo, como sentir el té con limón y hielo caer y bajar por tu garganta en una tarde calurosa. Pero hay un inconveniente, como todo: este hombre no sabe que existo. 
Sí, me conoce,
pero digamos que "no estoy en su radar". Me he encontrado a mi misma sintiendo mariposas en el estómago cuando estoy cerca de él, me he descubierto pensando en la curva de sus sonrisa, y en la anchura de su espalda.
¿Qué será de mi? me pregunto constantemente desde que lo conocí.
Idealizándolo como caballero perfecto, distorsionándolo, pensando que debe quererme, que puedo gustarle.
Puede ser el caballero perfecto, tan provocador como en realidad es, es el amante perfecto.

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